28 de octubre de 2013

Castillo

Lo que fuiste en un pasado no me importó tanto después de las caricias, después de los besos y las brisas junto al mar. Pasado un tiempo, y aunque a veces me doliera insoportablemente y me volviera loco, no perdiste la esperanza, me seguías guiando, atendiendo, abrazando y secando mis lágrimas sin dudar.

Me costó aceptar, me costó entender, me costó controlar todas aquellas emociones que surgían cada noche al cerrar los ojos. La locomotora neuronal empezaba a lanzar señales eléctricas a mi cerebro formando situaciones, a veces, sin sentido alguno. De nuevo no podía dormir, una preocupación constante basada en pura fantasía, dulce y bendita fantasía, me mantenía bajo una alerta falsa. Me mantenía enredado entre las sábanas.

Aprendía a controlarme a base de caer en mis propias pesadillas. Al despertar nos quedábamos hablando hasta las siguientes lunas y poco a poco me enseñaste que lo importante contaba a partir de aquel momento. Todo nacía de cero y lo aceptamos tan orgullosos y sin miedos. Firmamos sin pensarlo dos veces el contrato que nos haría tan libres como juntos queramos estar. 

Se empezó a construir un castillo de arena que se volvió de piedra. Un gran castillo de dura piedra, mucho más fuerte que cualquier otro. Mucho más intenso y amplio que el propio espacio, mucho más eterno que el propio tiempo. Desafiamos todas las normas, todas las leyes y fuimos nuestros propios reyes y reinas, cortesanos y cortesanas, aldeanos y aldeanas de un pueblo habitado por nuestras diferentes almas, esperanzas y deseos más intensos, carnales y espirituales.

Hoy, sin embargo  algo nubla las vistas. Hoy tu eres mi proyección del mañana. Hoy surgen de nuevo aquellos temores de niño, de joven, de adulto, de los inicios. Mientras el castillo se derrumba intentamos repararlo con maderas que pesan demasiado para nosotros. No perdemos la esperanza y volvemos a levantar tabiques, volvemos a hablar y ahora va todo más rápido, es todo menos profundo y parecemos más cansados.

Hoy aún sigues regalándome amaneceres azules,  atardeceres rojizos y noches estrelladas pero pasan ahora tan fugaces esos momentos y no nos detenemos para observarlos juntos, ya no. Ahora una niebla espesa cubre las torres de aquel castillo, nuestro castillo, y no me deja ver, supongo que hasta el siguiente azulado amanecer. Hoy tu eres mi desconcertante futuro que no quiero perder.


13 de octubre de 2013

Cárcel sin salida 24 horas al día.



Supresión del control de la realidad y bloqueo de la libertad única y personal que se supone que nos caracteriza. Falta de creatividad debido a la dependencia de lo que te dicen o explican contrastado con lo que estás viviendo o haciendo.

Freno constante en seguir tus ideas propias y únicas por fallar en un mundo ya construido y clasificado, cualificado, enumerado, ordenado... donde obligan a uno a reconducirse de manera brusca si es que algo de lo que le hacía puro no gustó a unos cuantos.

Empujados a la dependencia social gracias a nuestra naturaleza animal y a nuestros pensamientos construidos y extendidos de familia en familia, generación tras generación bajo eternos muros sin final y con la seguridad de que los nuestros son perfectos e incuestionables frente a los demás.

¿Qué es real? ¿la explicación racional de las cosas y sus usos o lo que para mi significan esas cosas y el cómo yo las use? ¿Mi mundo o tu mundo?

No hay medicina capaz de curar una enfermedad tan extendida y que nos de la paz suficiente para ser nosotros mismos sin que a nadie más le importe o le moleste.

Venimos de un mundo de conquistas y de jerarquías, de escaleras. Un mundo donde la meta es siempre acaparar cada vez más hasta reventar y cuantos más estén a tu favor mejor. Imponte, hazte ver, hazte saber y que tu verdad sea la única verdad, haz ver al otro que está loco y humillalo. Así todo funciona en este complejo engranaje.

Es normal que estemos todos absolutamente jodidos. Así es nuestra educación más próxima y así nos lo hacen ver cada vez con más fuerza en una receta cocinada a fuego lento en "nuestra" vida.

No hay calma en esta cárcel vigilada las 24 horas del día. Solo entre muros, cuando nadie mire, intenta volar y prueba hasta donde puedas llegar.