13 de octubre de 2013

Cárcel sin salida 24 horas al día.



Supresión del control de la realidad y bloqueo de la libertad única y personal que se supone que nos caracteriza. Falta de creatividad debido a la dependencia de lo que te dicen o explican contrastado con lo que estás viviendo o haciendo.

Freno constante en seguir tus ideas propias y únicas por fallar en un mundo ya construido y clasificado, cualificado, enumerado, ordenado... donde obligan a uno a reconducirse de manera brusca si es que algo de lo que le hacía puro no gustó a unos cuantos.

Empujados a la dependencia social gracias a nuestra naturaleza animal y a nuestros pensamientos construidos y extendidos de familia en familia, generación tras generación bajo eternos muros sin final y con la seguridad de que los nuestros son perfectos e incuestionables frente a los demás.

¿Qué es real? ¿la explicación racional de las cosas y sus usos o lo que para mi significan esas cosas y el cómo yo las use? ¿Mi mundo o tu mundo?

No hay medicina capaz de curar una enfermedad tan extendida y que nos de la paz suficiente para ser nosotros mismos sin que a nadie más le importe o le moleste.

Venimos de un mundo de conquistas y de jerarquías, de escaleras. Un mundo donde la meta es siempre acaparar cada vez más hasta reventar y cuantos más estén a tu favor mejor. Imponte, hazte ver, hazte saber y que tu verdad sea la única verdad, haz ver al otro que está loco y humillalo. Así todo funciona en este complejo engranaje.

Es normal que estemos todos absolutamente jodidos. Así es nuestra educación más próxima y así nos lo hacen ver cada vez con más fuerza en una receta cocinada a fuego lento en "nuestra" vida.

No hay calma en esta cárcel vigilada las 24 horas del día. Solo entre muros, cuando nadie mire, intenta volar y prueba hasta donde puedas llegar.


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