27 de mayo de 2011

Palidecer en el olvido


Y ahora que mi corazón es un campo de minas,
apagado y magullado que no puede caminar,
no lo intentes cruzar más,
permitirme olvidar.

Ahora que mis actos son tajantes,
no los toméis a mal,
hirientes palabras como sierras,
y a lo lejos escuchas las sirenas.

Ya no puedo Mirar.
Ya no puedo Mirar.

Escuchad como cortan cada parte de mi alma,
cada unión de mis entrañas,
como tiembla el corazón,
como pierdo la razón.

Y el eléctrico sabor me hace temblar,
el amargo dolor que llena mi boca de sal,
el calor que despertó sin freno,
me ahoga de tal forma que no puedo respirar.

Ya no puedo Mirar.
Ya no puedo Mirar.

Palideceremos los dos, pero...
encadenados en el tiempo,
orgullosos de perdernos entre olvidos,
cuando ya no queda más que recortar.

Ya no puedo Mirar.
Ya no puedo Mirar.

Es mi forma de sentir, y es mi forma de actuar,
que suelo sacar a pasear justo cuando el sol se oculta,
más allá de donde yo puedo soñar,
y más allá de donde la gente me deja descansar.

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