Arañas que tejen con tela que nunca se agota
trepan ellas solas por tu vientre,
me acompañan a aquel lugar tan desconocido,
aquel lugar donde los sueños fantásticos se vuelven tan ciertos...
Al cerrar los ojos, silencian, callan y te evocan,
pienso que sigues siendo un fantasma de mis deseos,
un impulso de mis instintos, que no eres real…
pero descubro que al alejarte, sólo pienso en volver a acariciarte…
Me dispongo a soñar, apareces de nuevo…
tu sonrisa, tu mirada, tu pelo, tus palabras,
te cojo las manos… comienzo, te beso,
decido empezar por la nuca…
A cada beso,
a cada instante,
la emoción invade mis latidos,
se acelera el ritmo…
Gobierno tu cuerpo con mis labios,
acorralo tu cintura con mis manos,
aprieto tu espalda contra mi pecho y tu pelo roza mi cara...
te beso…
Las yemas de mis dedos comienzan a calentarse,
en mis sueños tu cuerpo se gira y me abrazas…
desnudos, tu y yo, empieza a subir el calor…
empiezan nuestros cuerpos a volar.
Tu suave piel, tu fina espalda,
tus suaves senos… me coges la cabeza,
apoyado contra ti, y susurras...
"Lento… sin prisa… tenemos toda la vida…"
A cada instante, a cada tronar de mi corazón,
el latido rítmico de la sangre recorriendo cada músculo,
cada parte de mi cuerpo,
casi perdiendo por completo el control de la razón y el sentido…
Dejando fuera de la jaula a los animales por un momento,
aquel fuerte latir…"Pam, pam, pam"… suena… y resuena en mi cabeza,
violentos a veces como el viento huracanado de nuestra pasión,
calmados a ratos para relajar el vendaval y a veces la tensión.
A mis oídos llegan con total claridad,
dulces y suaves susurros, un interminable jadeo,
entre el sudor de nuestros cuerpos, el vaivén de los mares,
la zozobra de nuestros cuerpos deslizandose en cubierta bajo las estrellas.
Una noche que jamás se olvidará, que se marcó a fuego en aquella red,
que sigue tramando, hilando, sin descanso, uniendo aquí y allá, recogiendo trozos ,
juntandolos para fortalecer su hogar, su seguridad,
el amor que un día nació de la nada y camina sobre nuestra almohada.
Me mantienen entero, alerta, desnudo sobre el hielo y sobre el fuego,
los ignotos días venideros, el futuro incierto, las noches en vela,
nuestras mentes dudosas a momentos y claras mucho más,
nuestro mirar de manera mágica y especial, nuestros cuerpos, nuestras almas aún serenas,
nuestras manos casi etéreas, nuestros besos tan intensos.
Escondidos en nuestro mundo infinito,
nuestro cobijo eterno, de nuestro latir incesante… inagotable,
allí donde los besos se gestan y comienzan a nacer,
desde tu boca hacia la mía.
Aquellos besos que no terminan,
aquel lugar donde aparecen las palabras que siempre sobran
dónde lo único que importa no es ni más ni menos que,
cómo te siento, cómo te vivo, cómo te quiero…
trepan ellas solas por tu vientre,
me acompañan a aquel lugar tan desconocido,
aquel lugar donde los sueños fantásticos se vuelven tan ciertos...
Al cerrar los ojos, silencian, callan y te evocan,
pienso que sigues siendo un fantasma de mis deseos,
un impulso de mis instintos, que no eres real…
pero descubro que al alejarte, sólo pienso en volver a acariciarte…
Me dispongo a soñar, apareces de nuevo…
tu sonrisa, tu mirada, tu pelo, tus palabras,
te cojo las manos… comienzo, te beso,
decido empezar por la nuca…
A cada beso,
a cada instante,
la emoción invade mis latidos,
se acelera el ritmo…
Gobierno tu cuerpo con mis labios,
acorralo tu cintura con mis manos,
aprieto tu espalda contra mi pecho y tu pelo roza mi cara...
te beso…
Las yemas de mis dedos comienzan a calentarse,
en mis sueños tu cuerpo se gira y me abrazas…
desnudos, tu y yo, empieza a subir el calor…
empiezan nuestros cuerpos a volar.
Tu suave piel, tu fina espalda,
tus suaves senos… me coges la cabeza,
apoyado contra ti, y susurras...
"Lento… sin prisa… tenemos toda la vida…"
A cada instante, a cada tronar de mi corazón,
el latido rítmico de la sangre recorriendo cada músculo,
cada parte de mi cuerpo,
casi perdiendo por completo el control de la razón y el sentido…
Dejando fuera de la jaula a los animales por un momento,
aquel fuerte latir…"Pam, pam, pam"… suena… y resuena en mi cabeza,
violentos a veces como el viento huracanado de nuestra pasión,
calmados a ratos para relajar el vendaval y a veces la tensión.
A mis oídos llegan con total claridad,
dulces y suaves susurros, un interminable jadeo,
entre el sudor de nuestros cuerpos, el vaivén de los mares,
la zozobra de nuestros cuerpos deslizandose en cubierta bajo las estrellas.
Una noche que jamás se olvidará, que se marcó a fuego en aquella red,
que sigue tramando, hilando, sin descanso, uniendo aquí y allá, recogiendo trozos ,
juntandolos para fortalecer su hogar, su seguridad,
el amor que un día nació de la nada y camina sobre nuestra almohada.
Me mantienen entero, alerta, desnudo sobre el hielo y sobre el fuego,
los ignotos días venideros, el futuro incierto, las noches en vela,
nuestras mentes dudosas a momentos y claras mucho más,
nuestro mirar de manera mágica y especial, nuestros cuerpos, nuestras almas aún serenas,
nuestras manos casi etéreas, nuestros besos tan intensos.
Escondidos en nuestro mundo infinito,
nuestro cobijo eterno, de nuestro latir incesante… inagotable,
allí donde los besos se gestan y comienzan a nacer,
desde tu boca hacia la mía.
Aquellos besos que no terminan,
aquel lugar donde aparecen las palabras que siempre sobran
dónde lo único que importa no es ni más ni menos que,
cómo te siento, cómo te vivo, cómo te quiero…
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