24 de diciembre de 2023

Un ángel caído del cielo

 
Ella era un ángel caído del cielo.
Tenía sus alas rotas y con ellas quemaba todo lo que tocaba.
Ardiendo a cada paso de tacón y aguja directos al corazón.

Preciosa y eterna, a veces rubia y otras morena.
Algo sutil y siempre lista. El manto de estrellas y las nubes de tormenta.
La esperanza de la vida y el camino que se estrecha, donde al final ella se olvida.

Había probado otras lenguas y disfrutado de otros brazos,
siempre conquistados y a las doce menos cuarto de nuevo abandonados.
Una cenicienta original, con las prisas de una chica de ciudad.

Había subido al cielo y bajado al abismo buscando consuelo.
Se convirtió en el muro de Berlín para aquellos que buscaron sus caricias,
pero de piedra fría y a las puertas muchos murieron sin su calor.

Había sido sudor y luz para otros. La sonrisa de una diosa,
siempre grande e inmensa, creativa y poetisa. El azúcar del café.
Convertida en tu rincón favorito del jardín, allí donde los sueños no nos dañarán.

Ella quería volver a su cielo y tarde, insistía pensando que no podría.
Jamás volvería. Quería cambiar, decía, pero ahora entre copas se perdía.
Noche tras noche y siempre tan bella y hermosa. En buena compañía y tan sola.

Ella quería su realidad, su sueño, sus brazos, sus alas para volar.
Ella sigue buscando y buscando y cada noche muere en un portal.
Ella , quien ha roto más de un corazón está perdida y busca paz.
Ella, quien aún duerme, quizás algún día despertará.

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