Voy a hablar contigo seriamente, no como solíamos hacer hace un tiempo, cuando todos los caminos eran dudas por recorrer, ahora ya has recorrido algunos y otros han quedado sellados para siempre.
Voy a dirigirme a ti, sí, a ti, a esta persona que echa la vista atrás y encuentra a un yo repleto de dudas y de inquietudes y con valor suficiente de aceptarlo y superarlo. Dime ¿Dónde estás?
A ti que hoy ya no miras con los mismos ojos y se nublan las ideas, te hago la siguiente pregunta… ¿Qué opinas de ti mismo?
Nos centramos en juicios ajenos que nos hacen modificar conductas o actitudes pero ¿Tú? ¿Qué piensas de ti?
Muchas cosas se han quedado obsoletas de aquellos tiempos, muchas preocupaciones, dudas, estrés, roturas emocionales, ya sabes. Hoy, en silencio, desde una habitación alejada de tu otro yo reflexionas a luz tenue.
Me lees, ¿no? Sientes esos latidos que quieren salir y volver a brillar? ¿Esa inquietud? ¿Por qué los abandonas? Insisto ¿Por qué?.
Voy a dirigirme a ti, a ti que parece que ni te conoces, a ti que miras con lágrimas en los ojos y piensas que podría haber sido distinto, podría haber sido mejor, pero te equivocas.
Elegiste ese camino y jamás comprenderás ni entenderás los otros. ¿Qué no habría pasado? Esa es la pregunta. Y sería fácil recorrerlos de vuelta pero ya son tantos pasos que cuentan; tantos que resulta difícil recorrerlos a zancadas.
Nota mental: El tiempo pasa y jamás regresa, así que no te lamentes por lo que pudo ser y no llores por equivocarte una y otra vez.
Por eso hoy, desde lo más profundo y hondo de un ser extraño, casi hueco y vacío me dirijo a ti, para que leas estas palabras y se queden en tu cabeza como una bonita alarma que te haga recordar, que te impulse a seguir y no dejes pasar ni un día más sin pensar que todo lo que hoy hagas será sólo para ti.
Recuerda bien entonces, recuerda… Nunca dejes sobre los hombros ajenos cargas que deberían ser tuyas y nunca mires atrás con ganas de borrar las cosas que ya sucedieron porque así son, así fueron y así se recordarán.
No acuses, ni se te ocurra, ni culpes a quien nada tiene que ver con tu pena ni dolor. No seas así de gilipollas a veces. Entiende que podremos llevar ciertas cargas, sí, pero jamás podremos soportarlo si caminamos en soledad y la soledad deviene con la estupidez.
Recuerda, podremos olvidar ciertos pesos pero siempre, siempre permanecerán y brotarán cuando menos lo esperes y entonces ahí seguirás estando absolutamente solo.
Por eso hoy me dirijo a ti, porque lo necesitas, porque quiero que guardes esto muy dentro de tu alma, en un pequeño espejo donde ambos nos reflejemos y nos entendamos.
Un espacio donde recurras cuando quieras llorar y verlo, cuando quieras olvidar y sientas que no puedes más, un espacio cerrado y oscuro sólo para cuando quieras desaparecer de aquí o de allá.
Quiero que esto te quede claro; Siempre fuiste para mi tu propio héroe ¿sabes? Pero no como los de las películas ni cómics. Héroe como los de verdad… de aquellos que tienen superpoderes reales que poco se asemejan a volar. Poderes que sabías aprovechar.
Siempre estuviste ahí hasta que empezaste a cerrar las persianas y a oscurecer aquellos rincones que brillaban y con ellos todos los poderes se esfumaron dejando esquelas falsas escritas con nombres sin sentido y un rastro repleto de dudas y silencios agónicos que estremecen el alma.
Así que, dime las opciones que quedan sobre la mesa ¿Vas a ser dueño de tu vida por fin o vas a permitir que el azar juegue una partida más hasta que te reviente por dentro?
Así que, dime ¿Vas a permitir que esta baraja aleatoria de opciones decida por ti cada paso y cada instante? ¿Das rienda suelta a esa maraña de emociones inconexas y que poco más te llevarán hacia donde ellas digan y no hacia donde tú ordenes?
Llegados a este punto no sé si aplaudir o llorar, sinceramente. No te encuentro ni te siento, no te veo ya en este espesor y neblina densa de emociones diversas.
Aún así, insisto… Sólo se trata de tu lista de tareas personal, decide entre la amnesia y el olvido o siéntate aquí conmigo. Decide entre entenderte u olvidarte. Decide aquí y ahora si vas a cumplir esta lista de tareas o vas a dejar que prenda junto con todas aquellas promesas rotas, aquellas miradas vacías o aquellos momentos perdidos.
Aquí te espero, sí, junto a ti, y aunque no lo sepas, aquí estaré, frente al espejo. Así que ya sabes donde venir si necesitas verte.