22 de agosto de 2011

Red.


Allí estaba ella, suspirando en el balcón... Subí decidido, subí para decirle al oído cuando la amaba... pero me daba miedo cruzar el umbral y me quedé en la puerta pensando "ya se girará".

Vestida de rojo, un rojo intenso, casi cegador.

Aquel vestido me dejó de piedra... Y parado, nervioso, tan solo quería cogerla por la espalda y besarle cada parte de su cuerpo, besarle como nunca antes había querido hacer... Apoyar mi cabeza sobre su nuca, pero seguía teniendo miedo...

Creo que ella siempre supo que yo la miré durante todo ese tiempo, me pareció tan eterno... Hasta que me preguntó.

"¿Qué haces ahí?"

Entonces mis nervios aumentaron el triple... Sabía que era tarde para echarse atrás, así que, me acerqué despacio y torpemente, armado de valor.

Y al pisar el terrazo comenzó a llover. Recordé, que de niño me encantaba salir a pasear al jardín cuando llovía, quizás, eso fue parte de la motivación que no me hizo salir corriendo.

Por fin... Ella, se giró, y su pelo rozó mi cara... Aun recuerdo su perfume y aún me emociono al recordarla. Fue entonces cuando me cogió las manos, y las puso sobre su cintura... La abracé, necesitaba hacerlo, fuerte, contra mi pecho.

Noté sus lagrimas caer sobre mi chaqueta, distintas a las lagrimas de lluvia, pues aquellas lagrimas brillaron por si solas... Hicieron brillar su mirada de una forma casi divina.

"¿Que ocurre?" pregunté...

Pero no obtuve respuesta alguna, solo silencios en forma de sollozos, tiernos y suaves, tan dulces... que no pude evitar apretarla más contra mi corazón.

Allí, los dos nos quedamos, sin importar nada más que ella, sin querer nada más que estar así... así toda la vida, o por lo menos, todo lo que permitiera el alma.

Fue al rato, cuando la intensa lluvia cesó y las nubes se disiparon en el cielo, que dejaron a la luna salir de nuevo para brillar sobre nosotros, iluminando tu cara, y avivando tu sonrisa aun más.

En ese instante supe que no podía hacer otra cosa... y te acaricié la cara... Aun recuerdo tus ojos... Y sobraron las palabras.

Creo , que aquel instante, me enamoré de ti, de tus labios, de tus formas, creo que aquel momento fue el mejor de mi vida...

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